Arquitectura bioclimática: Vivir de una manera sostenible.
Actualmente la arquitectura busca cada día más aprovechar la naturaleza en la eficiencia del consumo energético al momento de diseñar viviendas, más aún en el sur de Chile.
La arquitectura bioclimática es el diseño estructural que tiene en cuenta las condiciones climáticas y que a la vez aprovecha los recursos naturales del entorno como luz solar, ventilación, confort térmico entre otros, pretendiendo reducir el consumo de energía de una casa.
En cierta forma, se ahorra un significativo consumo de energía, lo cual permite beneficios en varios sentidos, desde el punto de vista económico y principalmente ecológico.
Por ejemplo, una casa diseñada en términos bioclimáticos es eficiente, ya que es capaz de reducir las emisiones de dióxido de carbono, lo que maximiza el grado de bienestar a los ocupantes. Al captar energía solar, ésta se acumula en el día y libera en horas de la noche, lo que mantiene una temperatura constante en la casa. La radiación solar es la principal fuente energética para climatización de los diseños bioclimáticos.
En las temporadas de calor, el propósito es maximizar ganancias y minimizar pérdidas con la renovación y refrigeración del ambiente. En invierno, es limitar ganancias y favorecer la expulsión de energía captando recursos en la acumulación de energía y restitución de la misma con iluminación y ventilación.
Arquitectura bioclimática en el mundo
Los países que llevan la delantera en esta tendencia son los europeos. Existen certificaciones del comportamiento energético, la famosa norma LEED -sistema de certificación de edificios sostenibles-, en Estados Unidos y que también se está implementando en los últimos años en Sudamérica.
Estas razones son suficientes para que la gente tome conocimiento de esta nueva tendencia para ir recurriendo a una nueva forma de vivir: la de cuidar su salud y la del medio ambiente.
Es por estas circunstancias en la que se encuentra la naturaleza que se hace urgente adoptar los conceptos de la arquitectura bioclimática.
Estudio Nalca 2019
